Foto: Tapiz de la Batalla de las Navas de Tolosa (Gobierno de Navarra)

El lunes, 16 de Julio de 1.212, hace 800 años, se celebró la histórica Batalla de Las Navas de Tolosa. Revista de La Carolina se une a esta conmemoración con una serie de artículos propios y de nuestros amigos y colaboradores a los que damos las gracias por su participación.

Algunos de estos artículos han sido escritos por sus autores para esta ocasión especial; otros son una reedición de artículos publicados previamente en la Revista pero en el contexto de la Batalla de Las Navas de Tolosa. 

La publicación de los artículos se ha hecho en sentido cronológico descendiente, es decir, del más actual al más antiguo, sin que este orden implique ningún otro criterio. De cada artículo hacemos un breve resumen que irá enlazado al artículo original publicado.

ESPECIAL CENTENARIO BATALLA

La Batalla de Las Navas de Tolosa. Fernando R. Quesada Rettschlag

REFLEXIONES DE UN PASEANTE: LA BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA

Fernando R. Quesada Rettschlag. Julio 2012.

Este lunes 16 de julio de 2012, se cumplen 800 años de otro 16 de julio, el de 1212, que también cayó en lunes. Ese día, los terrenos situados entre la Mesa del Rey y el cerro de Las Viñas, estuvieron más concurridos que nunca. Y no eran precisamente aficionados a las setas acudiendo a un simposio los que allí se dieron cita, sino los dos ejércitos más imponentes que se vieran en todo el medievo peninsular, dispuestos a protagonizar la mayor batalla campal de la Reconquista.

En la Historia de la humanidad, ha habido algunas batallas que han cambiado los destinos de las naciones, de los continentes e incluso de las civilizaciones. Es el caso de la batalla de Las Navas de Tolosa. Sin esta victoria, el destino de España hubiera sido el de convertirse en un país islámico y es probable que al-Nasir hubiera conseguido su objetivo de conquistar Roma y el islam hubiera terminado extendiéndose por media Europa.

No es la única ocasión en la que sobre los españoles ha recaído la responsabilidad de defender la civilización occidental, de los intentos del mundo islámico por hacerla desaparecer: desde Covadonga hasta la toma de Granada, en Malta, en Lepanto, en los asedios otomanos de Viena… y en todas ellas nos portamos como lo que somos, los mejores en la guerra. Cuestión bien distinta es nuestra particular manera de gestionarnos en tiempos de paz, pero... Enlace al artículo completo

Batalla blanca, batalla negra. Carta de Aradia a Alterio

Las Navas de Tolosa: Batalla blanca, batalla negra

El protagonismo basado en el desconocimiento

ARADIA

Querido Alterio:

Cuando iba al colegio y pasábamos a la asignatura de Ciencias Sociales, me gustaba... pero estudiaba para aprobar. En el Instituto, me gustaba algo más pero, al igual, estudiaba para aprobar.

A mí siempre me ha gustado más el arte que otra cosa, la Historia del Arte, pero con el tiempo vas valorando cada día más las cosas, y ahora la Historia me entusiasma.

Porque al fin y al cabo somos lo que somos por nuestra Historia. Han ocurrido cosas buenas y también cosas malas, pero insisto... somos lo que somos por nuestra Historia. Y eso ya no lo cambia nadie. Y refiero todo esto porque no puedo concebir cómo para una celebración como el VIII Centenario de la Batalla de Las Navas de Tolosa es IMPOSIBLE ponerse de acuerdo; para eso... Enlace al artículo completo

Historia y mito de la Batalla de Las Navas de Tolosa. Extracto del libro de Manuel G. López Payer

“Os recomiendo el temor de Dios y los huérfanos y la huérfana”. El jeque Abu Muhammad Abd al-Wahid le preguntó: ¡Oh, Señor nuestro, oh, Amir al-mu´minim!, ¿Quiénes son los huérfanos y la huérfana. Dijo: “La huérfana es la península de al-Andalus y los huérfanos son sus habitantes, los musulmanes”.

Hace unos días cayó en mis manos el libro “La Batalla de las Navas de Tolosa: historia y mito”, de nuestro querido amigo y paisano Manuel Gabriel López Payer y de la arabista María Dolores Rosado.

Como dice el profesor Juan Eslava Galán en el prólogo del libro los autores “han conseguido que un tocho de casi quinientas páginas no resulte farragoso, sino entretenido, apasionante, de fluida y fácil lectura…”.

He de reconocer que cuando lo tuve en mis manos por primera vez también a mí me pareció un tocho amenazador…hasta que abrí sus páginas y llegué a la misma conclusión que el profesor Eslava: ¡excelente!.

Foto: Torreón del Castillo de Las Navas

 Se trata de un estudio detallado de la Batalla profusamente documentado históricamente. También desmonta mitos como el del pastor Martín Halaja, entre otros.

Respecto al pastor dice que “el mérito de este curioso personaje fue el de indicar a los cristianos un camino accesible para flanquear la Cordillera Mariánica y llegar sin problemas hasta los musulmanes. Rodrigo Ximénez de Rada nos refiere de esta manera la llegada providencial del pastor al que describe así en su De Rebus Hispaniae:

 

“…muy desaliñado en su ropa y persona, que tiempo atrás había guardado ganado en aquellas montañas y se había dedicado allí mismo a la caza de conejos y liebres”

 

El arzobispo de Toledo lo califica, además, de “escoria del mundo”. En términos parecidos se expresa Domingo Pascual en su traducción de... Enlace al artículo completo

Alfonso VIII de Castilla, artículo de Manuel Gabriel López Payer

Alfonso VIII de Castilla

(*) Manuel Gabriel López Payer

"La figura de este monarca castellano, que tuvo uno de los reinados más largos de la Edad Media, ha merecido multitud de trabajos. Entre sus biógrafos podemos destacar a Domingo de Mendoza, Baltasar Porreño, Gaspar Mercader y de Cerbellón y Alonso Núñez de Castro, que se ocuparon de la vida de este rey en el siglo XVII. En la centuria siguiente aparecieron las Memorias históricas del Marqués de Mondéjar corregidas y publicadas por Cerdá y Rico en 1783. Ya en nuestra época sobresalen la exhaustiva obra de Julio González dedicada al reinado de este monarca en tres tomos y más recientemente la última biografía del Rey realizada por el padre Gonzalo Díez Martínez.

Alfonso VIII, rey de Castilla, fue conocido con los sobrenombres de "el Niño" o "el Chico", así como "el Bueno" y "el Noble". Era hijo de Sancho III el Deseado, y de doña Blanca de Navarra, nieto del Emperador Alfonso VII y descendiente del Cid por vía materna. Nació el día de San Martín, viernes 11 de noviembre del año 1155, probablemente en Soria, aunque también se le ha atribuido como  lugar de nacimiento Toledo. Núñez de Castro1 describió físicamente a este Rey en el siglo XVII basándose en un retrato que había en el altar mayor del Hospital del Rey en Burgos:
"Era de estatura más que mediana, de rostro hermoso, en quien sobresalía lo encendido; la frente, sin desproporción, abultada, el cabello de color de la barba, tibiamente negro, los ojos garzos, la nariz inclinada a grande, sin desmesura que ocasionara fealdad".

Alfonso VIII tuvo la desgracia de quedarse huérfano de padre y madre siendo muy pequeño. Primero falleció doña Blanca, el 12 de agosto de 1156 cuando el infante tenía nueve meses. Julio González se pregunta si no sería a consecuencia de un aborto2. En cuanto a su padre, Sancho III, falleció el 31 de agosto de 1158. Alfonso debió tener más hermanos pero fue él quien únicamente sobrevivió pues así consta en un documento dado por el monarca a la iglesia de San Pedro de Soria en 1166 en el que se indica que allí había hermanos suyos enterrados3.

Alfonso VIII no tenía ni tres años cuando heredó el trono. Su larga minoría fue muy complicada para Castilla. Las poderosas familias de los Castro y de los Lara intentando controlar el reino provocaron una guerra civil. El tutor del niño rey fue al principio Gutierre Fernández de Castro, que había sido designado por voluntad de Sancho III, mientras que la regencia era encargada a Manrique de Lara. De este modo, Sancho III intentó equilibrar la posición de las dos familias más importantes del reino aunque no lo consiguió. En 1159 los Lara, por mediación de García García de Aza, convencieron a Gutierre Fernández de Castro para que les entregase temporalmente al niño Alfonso, pues podría haber desordenes derivados de la rivalidad por la tenencia de ciudades y fortalezas, como finalmente ocurrió a pesar de esta maniobra. Así, en 1160 se enfrentaron Castros y Laras en la tierra de Campos ganando los primeros, pero los Lara se resistieron a entregar al niño rey a los Castros de manera que acudieron al monarca leonés, Fernando II, tío de Alfonso VIII que ayudó a los Lara a realizar victoriosas campañas por la castellana Tierra de Campos  e incluso a entrar en Toledo en 1162.
El conde Manrique de Lara se convirtió en el protector del joven rey y lo llevó a Soria donde pasó su niñez para evitar que lo secuestrara su tío Fernando II de León que reclamaba sus derechos de tutor. La vinculación de Alfonso VIII con Soria quedaría plasmada según la tradición popular en las dos figuras sedentes de la iglesia de Santo Domingo4 que le representarían a él y a su futura mujer, Leonor de Inglaterra. Pese a todo Manrique de Lara hubo de ceder y se confirmó a Fernando II de León como tutor de Alfonso VIII hasta que éste cumpliera los catorce años. El leonés acudió a Soria para recogerle pero según la tradición, el caballero Pedro Núñez de Fuente Armegil tomó al niño y huyó con él a San Esteban de Gormaz desde donde pasó a Atienza y según otros a Ávila5. Lo cierto es que la minoría del pequeño rey trascurrió bajo la custodia de los Laras no sin enfrentamientos. En 1164 don Manrique perdía la vida en la batalla de Huete a la que asistió el pequeño rey.
La ansiada mayoría de edad del rey, que estaba estipulada a los 14 años, fue celebrada en el monasterio de San Zoilo de Carrión donde Alfonso VIII fue armado caballero poco antes de su cumpleaños en el otoño de 1169. En Burgos celebró su primera curia real y allí debió decidirse el futuro matrimonio del Rey.

Alfonso VIII de Castilla junto a su esposa Leonor de Plantagenet. Anónimo del siglo XII. Biblioteca Nacional de Madrid

Castilla estaba inmersa en la política de uniones matrimoniales con las casas reales de varios reinos... Enlace al artículo completo

Tolosa sus Navas, Castillo y la Colonia de Navas de Tolosa

Tolosa: sus Navas, Castillo y la Colonia de Navas de Tolosa

(*) Carlos Sánchez-Batalla

“La campaña contra el poderío almohade, que revistiera carácter de Cruzada, finalizó con el brillante triunfo de los reyes cristianos peninsulares y consiguiente ocaso musulmán.

El hecho de que el anejo de La Carolina recibiera el nombre de Navas de Tolosa indujo a no pocos historiadores, investigadores y cartógrafos a señalar e identificar la colonia de Carlos III como lugar del memorable choque; error o confusión que, conscientemente, admiten los habitantes de esta localidad celosos de que se les arrebate la gloria de haber sido su solar el lugar de la victoria.

El rigor histórico nos mueve a tratar los hechos de forma desapasionada para concluir objetivamente, sin insistir excesivamente en los datos de don Rodrigo Jiménez de Rada, cronista de excepción de la Batalla, cuyo manuscrito en pergamino se guardaba hasta hace pocos años en la Iglesia de Vilches junto a otros trofeos y recuerdos de la misma. (El manuscrito estuvo depositado en la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo y desapareció después de la Guerra Civil). Según Pí y Margall solo estaba traducida la parte referente a la Batalla y de él se valió Martín Ximena para sus Anales Eclesiásticos de Jaén. En la actualidad, la Iglesia parroquial conserva una casulla, una alabarda, la cruz que portaba el cruciferario Domingo Pascual y una bandera.

Todos estos objetos estuvieron depositados en la ermita de Los Palacios adonde los vecinos de Vilches iban anualmente para celebrar diversos actos. Posteriormente, la hermandad de la Vera Cruz de esta localidad, encargada de su custodia, consideró más acertado llevárselos a Vilches para quitarlos de la tentación de la soledad. Tras depositarse en la Iglesia del Castillo, se acordó su traslado a una hornacina de la Parroquia donde han quedado expuestos al visitante.

TORREON CASTILLO NAVAS DE TOLOSA

Foto: Torreón Castillo Navas de Tolosa

LA BATALLA

Los hechos más destacados de esta acción guerrera fueron:

a)    Toma de Castro Ferral por los cristianos y retirada casi inmediata.

b)    Ayuda de Martín Halaja y paso del Puerto del Muradal.

c)    Abandono de las posiciones almohades y pérdida de la iniciativa.

d)    El desastre.

e)    La comarca en poder cristiano.

El 12 de Julio de 1212, don Lope, hijo de don Diego López de Haro, enviado por su padre, se apodera con su gente de Castro Ferral, en lo más alto de los montes dando vista a Andalucía.

Comenta el padre Mariana (Historia General de España del Padre Mariana con notas y observaciones críticas, continuada hasta 1851 por Cánovas del Castillo, tomo I, pág. 274. Madrid, 1852 que “no se atrevió a pasar por el puerto de La Losa ni acometelle” y que aquella misma tarde llegaban los reyes al pie de la montaña, donde se celebró consejo para ver la mejor forma de cruzar el puerto de La Losa. La providencial ayuda de Martín Halaja salvó la dificultad y el sábado, día 14, se hallaban a salvo en una extensa llanura que hoy se conoce con el nombre de Mesa del Rey, en tanto que se retiraba la guarnición que había quedado en Castro Ferral. En este punto... Enlace al artículo completo

Las chicas guerreras en la Batalla de Las Navas de Tolosa, de Noni Montes

Aprovechando el fin de semana –y coincidiendo con las conmemoraciones del 798º Aniversario de la Batalla de Navas de Tolosa, en Santa Elena y Las Navas de Tolosa- he querido repasar algunos episodios de la célebre Batalla

He querido ir un poco más allá de las diferentes versiones históricas que ya sabemos que son muchas y, por supuesto, distintas según quien las escriba.

En este repaso me he encontrado con algo que realmente era lo que intuía que iba a encontrar: el papel de la mujer guerrera en la Batalla de Las Navas.

De sobra conocemos el papel que históricamente ha desempeñado la mujer a través de los siglos en la paz y en la guerra. Eva aparte, mujer de Adán, parece que inició la primera gran guerra de la humanidad rebelándose nada menos que contra Dios.

Foto: Batalla de Las Navas de Tolosa, de Van Halen, expuesta en el palacio del Senado (Madrid). Pintura al óleo.

Foto: Batalla de Las Navas de Tolosa, de Van Halen, expuesta en el palacio del Senado (Madrid). Pintura al óleo.

A partir de ahí, todo. Y no lo digo en sentido peyorativo. El papel que la mujer ha desempeñado –y sigue desempeñando afortunadamente- ha sido espectacular. Sin embargo, la Historia casi siempre la han escrito los hombres. Y salvo casos excepcionales, la lucha, la guerra, también siempre parece haber sido hecha por ellos.

A lo largo de  la historia, la evolución de los valores culturales que han determinado el paso de una época a otra y las diferencias de costumbres y pensamientos en los distintos países, ha condicionado de forma distinta el consenso para la anulación de la imagen de la mujer guerrera en la sociedad; también en el campo de batalla.

Por lo tanto, la mujer guerrera ha vivido momentos de exaltación, alternados con periodos de exasperada persecución, según los valores culturales vigentes. Por eso, en las épocas históricas o en los países en que la cultura ha arraigado sus propios valores sobre elementos claramente machistas, la imagen de la mujer guerrera se negaba y desaprobaba.

AMAZONAS

Foto: Las míticas amazonas

Pero retomando el papel de la mujer en la Batalla de Las Navas, me he encontrado con un pasaje al que no se le ha prestado atención por los historiadores, al menos que yo sepa. Porque lo verdaderamente novedoso es la posibilidad de que hubiera mujeres entre las filas de los combatientes. Un tema bastante desconocido, como si los historiadores lo ignoraran. Seguramente por ser algo tan increíble que parecía desprestigiar, por fantasioso, al investigador que lo afirmara.

En el libro:“The Latin Chronicle of the Kings of Castile”, traducido con una introducción y notas de Joseph F. O'Callaghan (una crónica que es la traducción del árabe al inglés de las obras de diversos autores musulmanes españoles), Medieval & Renaissance Texts & Studies vol. 236 (Tempe, AZ, 2002), en sus páginas: 49-56, hablan de la batalla llamada de Al-'uqab, o "La Batalla": se trata de la batalla de Las Navas de Tolosa. En ella se dice que intervinieron con gran coraje contingentes templarios “…estimulados por las hazañas de sus compañeras…”. La traducción, al parecer, no deja dudas.

Además el cronista Ibn Abi Zar, que narró la batalla desde el punto de vista musulmán, escribe: “Se plantó la tienda roja, dispuesta para el combate en la cumbre de una colina, Al-Nasir (Miramamolín) vino a ocuparla y se sentó sobre su escudo con el caballo al lado; los negros rodearon la tienda por todas partes con armas y pertrechos. La zaga, con las banderas y tambores, se puso delante de la guardia negra con el visir Abu Said ben Djami. Se dirigió contra ellos el ejército cristiano, en filas, como nubes de langostas; los voluntarios les salieron al encuentro y cargaron sobre ellos, pero desaparecieron entre las filas de los cristianos... Enlace al artículo completo

Días de Julio, de Antonio Merino

 


(*) Antonio Merino Fernández

“La historia es obra de los hombres” respondía Treitschke al Fichte idealista. La historia se modifica cuando algunos hombres especiales marcados por la virtú, entendida al modo clásico, actúan con determinación amparados por la fuerza imparable de un proyecto superior.

Ni el calor asfixiante, ni la inferioridad numérica, ni el desconocimiento del terreno o la derrota inminente hicieron desfallecer y acobardarse a Alfonso VIII, rey de Castilla. Su arrojo para actuar en el momento preciso – ni antes, ni después –, con el atrevimiento suicida del que está marcado por la historia, llevó a la cristiandad a aniquilar el poder integrista del imperio Almohade (“el monoteísta”) que pretendía destruir Roma.  

Momentos cruciales en que unos pocos modifican el futuro de muchos.

Alfonso VIII y sus acompañantes – reyes, clérigos, señores, villanos…- se vieron favorecidos por la desunión de sus oponentes. Como escribiera Maquiavelo, “Teseo no hubiera podido demostrar su valor si no hubiese hallado dispersados a los atenienses”. Muhammad ben Yaqub al-Nasir, su padre y su abuelo se enfrentaron a los almorávides andaluces pasando a cuchillo a destacados dirigentes andalusíes conduciendo a que, en momentos cruciales de la batalla, desapareciera la unidad precisa, pero fue la determinación del monarca castellano, su valor máximo, el que decidió la contienda. Mientras al-Nasir huía, Alfonso VIII luchaba al frente de las tropas aliadas de Castilla, Navarra, Aragón y algunos tramontanos o europeos dispares.

Foto de Celia Fuertes: a la izquierda, Pedro II de Aragón y Alfonso VIII, a la derecha. Pintura de Miguel Scheroff

Foto de Celia Fuertes: a la izquierda, Pedro II de Aragón y Alfonso VIII, a la derecha. Pintura de Miguel Scheroff

“Aunque la fortuna sea arbitro de la mitad de nuestras acciones, nos deja gobernar la otra mitad, o al menos, una buena parte de ella”· La decisión valerosa en el momento oportuno... Enlace al artículo completo

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